Este domingo 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos. Si bien la muerte es algo que intentamos dejar apartada y no pensar sobre ello, es una parte más de la vida. Y, por extraño que pueda sonar, la muerte tiene su faceta artística.

En Barcelona tenemos uno de los cementerios más bonitos de España, el Cementerio de Montjuic. Allí reposan los restos de Joan Miró, Ildefons Cerdà y Ramón Casas, entre otros muchos.

Durante todo el año se organizan visitas que dan a conocer las esculturas y mausoleos de alto valor artístico, así como la historia de las personas ilustres allí enterradas.

En el Cementerio de Montjuic también descubrimos un museo único en toda europa, el Museo de Carrozas Fúnebres. A pesar de que puede sonar algo tétrico y lúgubre, es un museo increible. Lacolección de carrozas es una maravilla de la artesanía. Los detalles de cada carroza, desde la más humilde a la más ostentosa, todas son admirables.

La colección está compuesta de 13 carrozas fúnebres, 6 carruajes de acompañamiento y 3 coches a motor de diferentes épocas que fueron los sustitutos de las carrozas.

Sin salir de Barcelona, en el Cementerio de Poblenou, encontramos “El beso de la muerte”, una magnífica escultura, sin duda la composición más conocida y destacada del cementerio. Un esqueleto alado, la muerte, en una actitud casi erótica besa la sien de un joven que se desploma.

Hacia 1930 la familia Llaudet perdió un hijo en plena juventud y quiso hacer una escultura para su tumba, que representase los siguientes versos de Mossèn Cinto Verdaguer del epitafio:

Mes son cor jovenívol no pot més;
en ses venes la sanch s’atura y glaça
y l’esma perduda amb la fe s’abraça
sentint-se caure de la mort al bes.

(Mas su joven corazón no puede más;

en sus venas la sangre se detiene y se hiela

y el ánimo perdido con la fe se abraza

sintiendose caer al beso de la muerte )

La perfección es muerte; la imperfección es el arte. Manuel Vicent.